Todos guardamos recuerdos, historias, que nos han hecho crecer, que nos han marcado para siempre. A veces no son demasiado nítidos. Otras, sin embargo, permanecen vivos en nuestra memoria, igual que si hubieran sucedido ayer.
Hoy, uno de esos recuerdos se convierte en mi pequeño homenaje a Miguel Hernández.
Para mí la poesía tiene un nombre que la define, que me ha hecho quererla, disfrutarla, entender muchas cosas, aprender de ella, ese nombre es Miguel Hernández. Y se concreta en un poema: "Las nanas de la cebolla".