Esta es la primera colaboración de este blog,
es de Aless (@AlessdiNeri). Me hace ilusión que sea suya, al fin y al cabo este blog
existe en parte gracias a él. El título... digamos que el resto del relato se
deja en la imaginación del lector. Espero que os guste ;-)
Relato... A medias
El viento hace resonar las persianas de casa, incansable, he tenido que
cerrar las ventanas porque de un día para otro no hace fresco, hace frío, y
estoy tirado en el sofá pensando.
Tengo las manos heladas, como ya es habitual en mí, es lo que me espera
durante todo el otoño/invierno, y tú no estás porque sales tarde del trabajo,
lo cual apenas soporto.
Me pongo un capítulo de aquella serie que empezamos a ver juntos, pero que
ahora veo solo a ratos porque apenas coincidimos, y trabajando yo por las
mañanas y tu por las tardes, solo quedan las noches donde ambos rendidos
solemos dormir pronto, que vida esta.
Con lo bien que iba todo cuando compartíamos horario y ahora mira… Si, se
sobrelleva, pero he de admitir que se me hace difícil, aunque todo se olvida
cuando te tengo a mi lado.
Me he quedado dormido en el sofá, la tv está puesta, y tú entras, fijándote
en que estoy dormido y cerrando la puerta con mucho cuidado, te quitas los tacones
al entrar y andas de puntillas, sonriendo al pasar junto a mí, te quedas
mirándome unos segundos y pasas a la habitación, no sin antes apagar la tele.
Yo sigo dormido, he tenido un día muy duro en el trabajo, una jaqueca
infernal, y apenas pude esperarte para charlar un poco contigo como suelo hacer
cada noche, lo intenté.
Entonces vuelves, te acercas a mí, te colocas de rodillas en el frío suelo
mientras te quedas observándome, te acercas despacio y besas la puntita de mi
nariz, pero yo sigo sin moverme.
Te sonríes, vuelves a acercarte rozando mis labios, y dando un dulce beso
muy, muy suave, evitando sobresaltarme aun… Pero entonces sueltas ese
mordisquito en mi labio inferior que me hace abrir los ojos, y descubrirte
mientras me miras con esos ojos traviesos.
Los mordiscos y besos se suceden disfrutando de la humedad de tu boca… Mis
manos descubren poco a poco entre caricias ese cuerpo desnudo, pues te habías
libado por completo de tu ropa, recorriéndote por completo de arriba abajo sin
parar, haciendo que subieras sobre mí en ese incómodo sofá.
Tu cuerpo y el mío no dejan de rozarse, noto tu calor como tú notas el mío,
y muerdo tu cuello arrancando los primeros suspiros de entre tus labios, todo
sobra y todo falta, mi cabeza se deja ir… Y como deseaba, aun sin plantearlo,
la noche se convierte en pasión y locura.